viernes, enero 27, 2006

Balada de la piedra que canta


Yo que he sabido verte entre las cosas esenciales
Me enojé cuando pronunciaron tu nombre en lugares comunes. 
Ezra Pound.

[ I ] 

Y esos muchachos de modales tranquilos
de conjuntos sediciosos
de sordera brutal
han reñido frente a sus padres
–han avergonzado a sus padres–
y la culpa les ha sonreído en los ojos frescamente
como si el abismo de luces que los separa de ellos
se hiciera arena de sus desiertos

ahora no he de reconocer sus blancas mandíbulas
creciendo peligrosamente sobre mi recuerdo
cercándome la vida
armando lío de las ventajas prematuras
que tanto aman

no,
ya jamás diré de ellos
que se encabrita su corazón al verme deambular
por los pasillos de la ausencia
mudos testigos de esta canción
y mártires de su primera luz

a mi parecer
los niños han crecido
y en sus genitales se deposita ya
la nueva semilla de estas palabras. 


[ II ] 

Ahora
vendrán los tiempos de generosidad espiritual,
los encanecidos aros de luz reinarán sobre la tierra de todos los caballos
y todo será verte y anudarme a tu cintura

será retenerte
y valer dos veces la sensación de penetrar
entre esos obstáculos
que se empecinan en castrarme las sonrisas

[los iniciales dichos que la juventud promete
anidarán secretamente en mis proverbios
cultivando locamente todo intento de placer]

y
verte bailar frente a un espejo
como en primavera
desnuda de vergüenzas
será amanecer en los rojos precipicios de la noche

entonces
una música
nacerá de tu sonrisa valiente de cascada

y desde el fondo de ti
brotarán tus últimas palabras
para animarme

y desde el fondo de mí
una promesa
cantará tu nombre

sólo tu nombre

impronunciable bajo la luz de esta piedra que canta.

sábado 17 de julio de 2004

Sabiduría











para Alejandra, In Memoriam.



He sabido de máscaras
he sabido de lilas
he sabido de noches
y también de trabajos

He sabido de un nombre que evoca tu presencia
de una sombra que estalla en llamas
de una espada de bronce encarcelada
de un espejo de nueve ángulos
y de una carta abierta a lo prohibido

He sabido de árboles obscenos
de inocencias ocultas
de rostros ajenos
y de tu amor musical por los infiernos

He sabido de ti en mí muchas veces Alejandra

Alejandra,

también estoy debajo Alejandra.